La etapa agrícola del circuito productivo del maíz en Argentina es una de las fases más importantes en la cadena de producción de este cereal, que es fundamental tanto para el consumo interno como para la exportación. Este proceso implica varias actividades que van desde la preparación del suelo hasta la cosecha del maíz. A continuación, se detallan los pasos más relevantes de esta etapa:
La etapa agrícola comienza con la preparación del suelo, que es esencial para garantizar un buen rendimiento del cultivo. Dependiendo de la región, el tipo de suelo y las condiciones climáticas, los agricultores preparan el terreno mediante labranza, que puede ser convencional o mínima. En la labranza convencional, el suelo se remueve mediante arado, rastrillado y nivelado, mientras que en la labranza mínima se trata de conservar la estructura del suelo, reduciendo la erosión y mejorando la retención de agua. En esta fase también se realiza la aplicación de fertilizantes, que son necesarios para mejorar la fertilidad del suelo. Los fertilizantes pueden ser orgánicos o químicos y se aplican en función de las necesidades del suelo, que suelen determinarse a través de análisis previos.
Producción de maíz en el campo.
La elección de la variedad de semilla de maíz es un paso crucial. En Argentina, existen diversas variedades que se adaptan a diferentes climas y suelos. La elección depende de factores como la resistencia a plagas y enfermedades, el rendimiento potencial, y las condiciones específicas de la región. Los híbridos de maíz son los más comunes, ya que ofrecen mayor productividad y mejor adaptación a las condiciones locales.
Sistema de riego en maíz
La siembra es uno de los momentos más importantes del ciclo agrícola. En Argentina, la siembra del maíz puede variar según la región y las condiciones climáticas, pero generalmente se realiza en primavera (septiembre a diciembre), aunque en algunas zonas también se practica la siembra tardía en verano. La siembra puede realizarse de manera manual o mecanizada, siendo esta última la más común en las grandes extensiones de terreno. Es importante que la siembra se realice en el momento adecuado para garantizar una buena germinación de las semillas. Factores como la temperatura del suelo y la humedad son claves en esta fase.
Cosecha de maíz
En la etapa de maduración, los granos de maíz completan su desarrollo, acumulando almidón y otros nutrientes. Este proceso dura entre 60 y 90 días, durante los cuales la planta pierde su color verde, y los granos adquieren la dureza necesaria para la cosecha. La humedad del grano también desciende a un nivel adecuado para la recolección, que normalmente se sitúa entre el 20% y 30%. La cosecha se lleva a cabo entre marzo y mayo (para siembra temprana) o entre junio y agosto (siembra tardía). Generalmente, se realiza de manera mecanizada en las grandes explotaciones, usando cosechadoras que recolectan las mazorcas y desgranan el maíz en el campo. Si el grano presenta una humedad elevada al momento de la cosecha, puede ser necesario un proceso de secado posterior para evitar el desarrollo de hongos o pérdida de calidad durante el almacenamiento.